Participar en el viaje de misión a Perú en la
primavera de 2011 fue la experiencia más increíble y
conmovedora. Mi corazón se conmovió más allá de las palabras
para amar a mi prójimo, tanto en el Perú y de vuelta a casa en
Oklahoma. La imagen de la pobreza que se veía era tan real, pero
aún más inconmensurable era la imagen de la fe pura, el amor, la
esperanza y la comunidad. yo seré cambiado para siempre por la
experiencia que tuve. Tomar los adolescentes en esta misión
también fue una bendición y me llenó de esperanza. Ser capaz de
ser testigo del crecimiento de su corazón y de entender el
mundo , la pobreza y de la fe que fue muy conmovedora, Ellos
han ganado mucho, y sé que ya quieren regresar a nuestra familia
en el Santísimo en Piura!
Gracias por todo lo que ustedes hacen,
Bendiciones,